Una misión ejemplar y una llamada por dirección

Una misión ejemplar y una llamada por dirección 

Temprano en el año 2019, un grupo de personas Ortodoxas piadosas fundó una iglesia al lado del Monasterio de San Anthony en Florence, Arizona. Esto era una lucha única para estas personas en muchas maneras. Esto es mi recuerdo de la familia de esta iglesia y mi lucha con cómo podría ser un modelo de lo que se necesita en los EEUU. 

La esencia del Evangelio es comunión con Dios y con Su orden creativo. Dios nos posibilita, empezando con nuestro bautismo, ser parte de Su comunidad: Su Presencia Trinitaria, Sus santos en el Cielo, y sus —santos— en la tierra. El monasterio de San Anthony, como muchos monasterios, tiene un punto de apoyo en esta esencia. Muchos Cristianos Ortodoxos por todo el mundo saben de ellos y desean trabajar con y crecer con esta comunidad. 

El mayor del monasterio, Mayor (Elder) Ephraim, era un hombre de Dios quien, según muchos, era un hombre de discernimiento espiritual, a quien le importaban más contacto personal y relaciones que exactitud y organización. Él era un hombre libre, uno quien hablaba como necesitaba hablar sin ninguna esclavitud conocida. Era en este espíritu que la gente en Arizona llegó a la conclusión que necesitaba una familia de la iglesia, una con la que podría identificarse y que podría apreciar como suya.  

Por la situación traicionera con jurisdicciones en los EEUU y una jurisdicción en particular que no apoya espiritualidad tradicional, esta gente Ortodoxa de Arizona decidió pedir ayuda de un patriarcado fuera de los EEUU - en Rusia. El patriarca envió a un abad a Arizona para reunirse con la gente, y la iglesia empezó.

Por casualidad, yo era parte de una iglesia nueva en otra parte de Arizona con el patriarcado ruso. Durante unos meses no tenía ni una idea que la gente en Florence se estaba reuniendo. Parece que Dios y Sus santos estaban ayudando a muchos de nosotros quienes estábamos luchando por estos tiempos difíciles. Los tiempos eran difíciles en muchas maneras. Muchos de nosotros en Arizona querríamos mucho al monasterio y a su mayor pero no podíamos encontrar una parroquia que trabajaba en estrecha colaboración con el monasterio. 

Fui invitado por el abad visitar la iglesia en Florence y cuando llegué, sentí algo que no había sentido antes en una iglesia Ortodoxa. El templo era sencillo, hecho por una casa, pero era muy intencional en su forma. El iconostasis, la iconografía, y zonas para gente todos me hablaban como muy robustos y muy confiados en el Santo Evangelio. En la frente del nártex, había un espacio para los niños. Muchos de ellos estaban de pie y unos se estaban sentados en alfombras. Las niñas llevaban faldas y pañpuelos para la cabeza. Los niños estaban vestidos sin el estilo típico rebelde. Las mujeres se paraban en el lado izquierdo, enfrente de la Theotokos. Los hombres se paraban en el lado derecho, enfrente de Cristo. De inmediato me di cuenta de que estas personas sabían quienes eran y no tenían miedo de practicar su identidad.  

Las oraciones eran, como en todas las iglesias Ortodoxas, oradas con el formato correcto, etc. Pero también se oraban con vigor. Los hombres ayudaban en esto por guiar el coro. Las mujeres daban un tono bello por orar en momentos apropiados que nunca parecían eclipsar la masculinidad de los hombres. 

Cuando Padre Peter Heers, el sacerdote de la parroquia dio su homilía, lo hizo con vigor teológico y aplicación práctica. Había un sentido de ambas convicción y fuerza en lo que decía. 

Cuando se ofreció la Eucaristía, los hombres y las mujeres vinieron por separados mientras se paraban en el nártex. Había un espíritu muy cómodo en este formato, no sólo porque así se lo hacen los monasterios, pero también porque, yo pienso, dio lugar a indentidad apropiada. Somos hombres y debemos comportarnos como hombres. Lo mismo con las mujeres. Ellas se necesitan recordar como mujeres. Hombes y mujeres tienen papeles diferentes en la iglesia, en la familia, en la comunidad, etc. Empezar la semana con este formato en oración y en la Eucaristía, parecía correcto, como si podríamos salir al mundo y ser quienes la iglesia nos decía ser.

Lo que se llamaba en la antigüedad el banquete Agape (ahora Trapeza), fue robusta. Familias trajeron comidas de sus cocinas en casa, mostrando la fuerza hospitalaria de comunidad. Era vedaderamente un banquete. El ambiente era lo que debe ser: fomentando familia Cristo-céntrica que no era sólo nuclear sino eclesial. Cleros visitantes se introdujeron en la Trapeza y unas palabras de ánimo se dieron por Padre Peter. Durante la Trapeza, los niños estaban jugando y visitando con los padres. Nunca he visto a mi hija estar tan feliz y disciplinada. Esta misión claramente era una bendición para su alma como se expresó en ambas sus palabras y conducta cambiada. 

Había una clase de foro abierto con Padre Peter en medio de la Trapeza. Muchos de nosotros nos reunimos en el nártex para escuchar a Padre Peter y participar en una conversación acerca de espiritualismo y la vida. Con frecuencia se trataba de como debemos resolver el problema del mundo seglar que invade nuestras vidas y cómo proteger a nuestras familias y sobre todo nuestras almas. Padre era humilde en su manera. No nos estaba sermoneando; él se estaba comunicando con nosotros. Como un foro abierto, podíamos hacerle preguntas y buscar clarificaciones del tema inicial que estaba presentando. Uno podría pensar que habría una discusión en este tipo de foro, pero no había ninguna. Cada una de nuestras preguntas resonaba con él y con los otros feligréses. Era el efecto dominó y con frecuencia teníamos que pararlo para no durar demasiado tiempo allí. Una cosa interesante es que todo eso pasó inmediatamente antes de Covid y había un conocimiento en este foro que muchas cosas malas nos venían como Cristianos del mundo seglar. 

La parroquia se formó sobre la base de una escuela Cristiana llamada la Academia de los Tres Jerarcas. Es un sendero único para una parroquia pero es un sendero muy racional en mi opinión. Secularismo está muy desenfrenado en los EEUU, llevando a nosotros y a nuestros hijos a una guerra intensa por nuestras almas. La gente Ortodoxa de Florence sabía esto porque no sólo había hecho sus propias investigaciones, sino su sacerdote les estaba enseñando a luchar contra este secularismo. Él que tiene autoridad para enseñar a nuestros hijos también tiene autoridad espiritual de nuestros hijos. Pienso que casi todos en esa parroquia, incluyendo a Padre Peter, estarían de acuerdo con eso. 

Porque esta misión empezó con un entendimiento apropiado de familia - como hombres y mujeres son llamados a ciertas tareas y conductas en la vida, como se deben criar a niños, y sobre todo, como se vive la vida Ortodoxa - esta iglesia floreció exactamente como debía. Era claro, en una manera muy espiritual, que esta era una comunidad, no sólo un oficio religioso de los domingo. 

Desafortunadamente, la misión sufrió un a serie de eventos desafortunados, incluyendo un ataque por lo que yo llamaré nacionalistas seglares. Estos impostores están por todo el EEUU y son resueltos parar cualquier acción de comunidad que no está en armonía con la sociedad seglar. Hay tanto que se debe decir acerca de este problema que ahora rodea la Iglesia entera, pero dejaré esta conversación para otro día. 

La razón principal por la fundación de la misión de Padre Peter era la necesidad de una comunidad Cristiana verdadera que ayudaría a Cristianos Ortodoxos a soportar los sufrimientos de secularismo moderno. Pero segularistas se estaban escondidos en los rincones, esperando la oportunidad de saltar. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo podemos asegurarnos que esto nunca pase otra vez? ¿Cuántas iglesias se cerrarán (o serán puestas bajo el control de segularistas) antes de que elevemos a un obispo quien nos protegerá? ¿Quién estará dispuesto apoyar a este obispo y correr el riesgo de ser ridiculizado y excluido por (probablemente) la mayoría de Ortodoxia en los EEUU? ¡Tenemos que juntarnos alrededor de nuestro candidato! Tenemos que encontrarlo y hacer la guerra contra el enemigo por el bien del Evangelio y de nuestras familias.  

¿Tienes una relación personal con un obispo o hieromonje? Si la tienes, habla con él acerca de lo que necesitamos. Aun si no está muy receptivo a lo que dices, aun tenemos la esperanza de que hable de lo que le pediste y que algún día se realice. 

¿Eres un obispo? Te necesitamos. Estaremos contigo y te apoyaremos, aun hasta la muerte, en este sendero para proteger el bien de nuestras familias. Por favor, no vaciles en extendernos la mano. Somos tu gente. 

¡Gloria a Dios! 

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